De cerca, nadie es normal

Ayer viaje de San José (Costa Rica) a Montevideo. En los preparativos del despegue, estaba cómodamente sentado en el asiento 14A (junto al 14F, son los mas recomendables del avión 737-700, pues quedan una fila atrás de la puerta de emergencia y tienen un espacio libre para estirar las piernas).

Veo llegar un un señor elegantemente ataviado, que parecía un empresario centroamericano, traje negro impecable, camisa amarilla y combinado con pañuelo del mismo color en el bolsillo del saco. La mezcla aurinegra no es de mi agrado, pero gente con mal gusto hay en todas partes del mundo.

De su maletín de cuero, saca un rollo de papel (como el que usan en las camillas de los hospitales) y empapela su asiento (14c) desde el apoya cabezas hasta el piso y luego procede a sentarse. Fue una primer señal que me preparo para un viaje "divertido". Apareció una señora que ocupó el asiento 14b, con lo que me perdí algunos de los detalles mas de los preparativos del señor. A poco de despegar, saco un rosario y empezó a rezar Ave Marías y Padre Nuestros. Por el volumen de su voz, creo que quería asegurarse que Dios lo escuchara, a pesar del sonido de las turbinas. El tramite demoró una media hora o un poco más.

Acto seguido, extrajo de su maletín una notebook Sony Vaio (de los de mas de U$S 2.500), que me hizo morir de envidia (y no de la sana, sino de la mas truculenta). Tenia Windows Vista, quemadora de DVD, disco de 200Gb, 2Gb de RAM y pesa la mitad que lo que pesa mi notebook.

Ya lo tengo decidido, para mi próximo viaje, voy a comprarme un rosario.